La cirrosis es un estadio final de todas las enfermedades hepáticas crónicas. Es un proceso difuso caracterizado por la pérdida del tejido hepático con formación de fibrosis y nódulos de regeneración que causan alteración de la arquitectura y de los vasos sanguíneos que van al hígado.

Es un proceso irreversible que no tiene curación, pero bien controlada puede mantenerse por años. Lo importante cuando uno diagnostica cirrosis es saber la causa. Puede ser de origen viral (virus B – C), por alcohol, drogas, autoinmunidad, metabólicas (hígado graso ) genético-hereditarias, biliares, vasculares.

La hipertensión portal es una de las complicaciones más importante de la cirrosis hepática descompensada e interviene en la aparición de ascitis (líquido en cavidad abdominal), sangrados por várices esófago-gástricas, trastornos de la conciencia (encefalopatía). La afectación renal y pulmonar ponen en peligro la vida del paciente. La cirrosis en sus inicios es una enfermedad silenciosa (compensada) que no da ningún síntoma ni datos en ecografías o tomografías.

El paciente puede tener una cirrosis durante muchos años y no sospecharlo, por eso es conveniente controles periódicos y realizarse procedimientos que remplazan a la biopsia para poder detectar a tiempo cualquier grado de fibrosis que son estadios previos a la cirrosis. Este paciente debe realizar una dieta estricta con poca sal, en los periodos de desorientación no comer proteínas (carnes, huevos), debe realizar deposiciones diarias usando lactulosa, controlar la ingesta de líquidos diaria, así como la eliminación por orina, si es necesario debe tomar medicamentos para aumentar la orina, controles de exámenes de sangre como la albúmina que cuando está baja contribuye a la hinchazón de piernas, también debe de realizarse endoscopia digestiva alta para valorar presencia de várices esofágicas y tomar medicación para prevenir la progresión de estas.

En resumen, el control y manejo de un paciente con cirrosis es complejo, debe ser realizado por un especialista porque el éxito en la supervivencia es mantener al paciente compensado y realizar exámenes para prevenir cualquier evento que vaya a descompensarlo.

Dr. Roberto Calderón,
Hepatólogo. Telfs.: 210-9171, 234-3575